Cuando mencionamos la palabra “Torre”, inmediatamente, viene a nuestra mente la idea de un edificio alto y con unas características arquitectónicas bien estructuradas que nos resultan llamativas. Aunque hoy la palabra es más utilizada para referirse a edificios de oficinas elevados, a viviendas de gran altura y otros, su concepto nos sigue trasladando a las antiguas estructuras construidas en el pasado.
En el período de la Edad Media, por ejemplo, se construyeron imponentes torres que llegaron a ser empleadas para usos militares, de defensa y religiosos. Algunas de las que se conservan hasta nuestros días son las famosas torres de Dei Asinelli y la de Garisenda, construidas entre los años 1109 y 1119 d.C, en Bolonia (una ciudad del norte de Italia). Si usted viaja para ir a verlas podrá notar que por encima de sus tejados puede vigilarse toda la ciudad. En su tiempo, llegaron a representar el prestigio y el poder social de las familias más ricas de Bolonia.
Desde los tiempos de la torre de Babel se han construido torres para usos y con significados similares a los mencionados. Sin embargo, ninguna torre puede compararse, en gloria, fuerza, poder y majestad, con la que nos presenta la Biblia en Proverbios 18:10, que dice: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado”.
El nombre de Dios expresa quien es Él y los aspectos divinos con que lo conocemos en la Biblia. En el versículo citado, se representa su fortaleza, seguridad, confianza, refugio y misericordia por quien es Él. Su nombre es una torre fuerte que da la confianza de que en Él encontramos la paz y la protección que necesitamos ante cualquier tipo de problema o vicisitud. Su nombre es una torre fuerte que viene desde la eternidad y hasta la eternidad. No se degrada ni se destruye. Nunca tendrá fin. Usted puede estar seguro y confiado en esa torre cuyo nombre es Dios. Hoy, todos los que han creído y obedecido el evangelio de Jesucristo pueden correr libremente hacia esta torre fuerte y ser levantados. Sin importar cuán recias sean las luchas y dificultades que enfrenten, ellos pueden hallar gracia y soporte en esta torre fuerte.
¿Le gustaría a usted conocer esta torre y permanecer en ella? No tiene que tomar un vuelo para ir a verla. En este mismo día, si usted cree en el Señor Jesucristo, como dice la Escritura (Juan 7:38; Hechos 2:38), ésta también será su torre fuerte, segura e inquebrantable. Cuando corra hacia esta torre, usted podrá ser levantado y permanecer en ella confiado.